Una vez mas que salimos a pasar el fin de semana por ahí. Esta vez nos vamos a la vecina Cantabria, muy cerquita de su capital, donde podemos pasar un estupendo fin de semana con algunos amigos, parejas y sucesores menores. En general, muy buen ambiente, risas y vaciles, pero entre tanto barullo, necesito un rato, un par de horas, algo de deporte, aprovechando la coyuntura.
Me dirijo al Parque Natural de las Dunas de Liencres, donde aparco y empiezo la ruta hacia el noroeste, con la idea de intentar llegar hasta la Ermita del Mar, que dista unos 7km aproximadamente. Nada mas salir, la de siempre, fotos, videos, que si paro aquí y que si paro allí y al final como siempre me voy entreteniendo, pero no pasa nada; hemos venido a disfrutar de la brisa del mar, salir un rato de la rutina y hacer hueco para las alubias que vamos a comer hoy.
La ruta no tiene ninguna perdida, siguiendo el sendero que transcurre por el borde mismo de los acantilados cántabros, por donde progreso sin problemas en un continuo sube-baja que va mermando la energía de mis patas. Que finalmente por horario me dejan llegar hasta la Playa de Portio, no sin antes haberme parado varias veces, incluso en la playa de Somocueva, y sus acantilados previos, en los que la furia de Zeus nos deleita con sus envites costeros.
Desde esta ultima playa, la de Portio, y viendo que me puedo demorar bastante para llegar tarde a la hora de comer, doy la vuelta, y deshago el camino, parando menos, grabando menos, pero tomando algunas instantaneas con otra perspectiva y luz.
Al final, hemos podido disfrutar de una estupenda jornada de otoño en diciembre, corriendo en manga corta por la costa norte peninsular, y con un mar embravecido.
Seguiremos disfrutando de estos momentos, pequeños, pero que son como fragancias para cuerpo y mente.
NoSoyUnTxapeldun 
Liencres, el mejor lugar del mundo